La Gran Comisión
Se expresa mucha desilusión hoy día acerca de la influencia de los cristianos en la sociedad. De hecho, muchos cristianos están desanimados por no tener una vida marcada por la gracia y la verdad de Cristo.
¿Será que el cristianismo no funciona? ¿O será que hemos fallado en obedecer las instrucciones de Jesús y seguir Su modelo?
Me atrevo a decir que nuestra decepción se debe a que no nos entregamos de una forma que permita que nuestras vidas sean controladas y transformadas por Él. Dicho de otra manera, nuestra decepción se debe a la falta de discipulado en nuestras iglesias.
El discipulado parece ser el tema de la mayoría de las conferencias cristianas en estos días, ¡lo cual es fantástico! Muchos creyentes tienen un deseo genuino de participar en la Gran Comisión; sin embargo, no están realmente seguros de qué hacer ni por dónde empezar.
A menudo, si no sabemos qué hacer, no hacemos nada en absoluto.
Justo antes de irse, Jesús reunió a sus discípulos porque tenía una tarea urgente que darles. En la “gran Comisión” que dejó Jesús para sus discípulos, se instituyó un modelo de vida diferente que produce vidas y comunidades transformadas. Las últimas palabras de Jesús abarcan los aspectos esenciales del discipulado.
“Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mateo 28: 18-20, NVI).
¿Qué es el discipulado?
El discipulado no es simplemente llenar nuestra cabeza de conocimiento acerca de Jesús. El discipulado es mucho más que un programa o una clase bíblica. Más bien, es un proceso continuo de crecimiento.
El discipulado es mucho más que predicar un sermón expositivo cada domingo. De hecho, es algo mucho más holístico. Se extiende más allá de los cultos dominicales, de los estudios bíblicos. Es decir, afecta todos los aspectos de nuestra vida diaria, nuestras relaciones interpersonales, nuestra manera de tratar a nuestro cónyuge, nuestros hijos, al pobre y al inmigrante, nuestra mayordomía, nuestra adoración, nuestro trabajo, y nuestra cosmovisión.
La gran comisión no es algo para un grupo reducido de súper cristianos. Mas bien, es un mandato para todos los seguidores de Jesucristo, de todas las generaciones y de todos los grupos étnicos. La gran comisión no es un mandato solo para los misioneros transculturales y los lideres cristianos.
Definiendo el Discipulado
Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: —Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. (v 18)
Fíjense que antes de darles la Gran Comisión a sus discípulos, Jesús les asegura que Él es soberano en el cielo y en la tierra. Al hacer esta declaración en el contexto de la gran comisión, Jesús estaba diciendo que Su primera meta para Su iglesia fue utilizar toda su autoridad para hacer discípulos sin que importaran las limitaciones políticas, socioeconómicas y étnicas (Mateo 28:19). Podemos estar seguros de que si lo obedecemos, Él proveerá de todo el apoyo que necesitamos.
“…Vayan y hagan discípulos de todas las naciones…” (v 19)
La Gran Comisión tiene cuatro verbos, un verbo principal y tres participios. Solo hay un verbo principal en la Gran Comisión, y es el objetivo de la oración. Los participios ayudan al verbo principal. A menudo, responden preguntas como cuándo, dónde y cómo. Es importante resaltar que el verbo principal de nuestro texto (la Gran Comisión), es un mandato. Entonces, ¿cuál es el mandato de la Gran Comisión?
“μαθητεύσατε” hagan discípulos es el mandato de la Gran Comisión. En griego es una sola palabra. No tenemos un equivalente exacto en español para μαθητεύσατε, pero podríamos traducirla así “discipular”. Así que “discipular” es el corazón de la Gran Comisión.
¿Cómo debemos hacer discípulos?
El primer participio del verbo “ir” (vayan…) responde a la pregunta, ¿cuándo y dónde debemos hacer discípulos?
Dicho de otra manera, mientras se trasladan, cuando se establecen en un lugar, en todos sus viajes, hagan discípulos de toda clase de personas (pobres y ricos, intelectuales e iletrados, nacionales y extranjeros…)
El énfasis de la Gran Comisión no es intelectual ni geográfico sino transformacional. En otras palabras, la Gran Comisión no se trata tanto de adquirir información o de ir a otros países como de transformarse. La Gran Comisión ni siquiera se trata tanto de persuadir a la gente de hacer una oración en el altar para aceptar a Jesús en su corazón. Se trata de hacer discípulos.
Los siguientes dos participios describen con más detalle el proceso de hacer discípulos en términos de cómo. ¿Cómo debemos hacer discípulos?
…bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. (vv 19-20)
Bautizándolos—es un símbolo de purificación y admisión en el cuerpo de Cristo, una señal de lealtad a Cristo.
El último participio señala un aspecto esencial de la formación de discípulos, que a menudo se pasa por alto. El versículo 20 comienza diciendo: “enseñándoles”, pero no termina ahí. Lamentablemente, muchos creyentes, seminarios cristianos e iglesias confunden una educación cristiana sobre el contenido con un discipulado basado en la obediencia.
Aunque crecer en nuestro conocimiento de Jesús es ciertamente parte del discipulado, no lo es todo. El clímax de la Gran Comisión es “enseñándoles a obedecer todas las cosas que les he mandado”. En otras palabras, “muéstrenles cómo hacer todo lo que yo les he ordenado.” La idea no es tanto “impartir información” sino “enseñar obediencia”.
En lugar de un proceso exclusivamente intelectual (académico), el discipulado involucró un enfoque holístico que incluyó el desarrollo de relaciones, estudio bíblico, generosidad, buena mayordomía, oración, adoración y cada área de la vida. Lucas en Hechos 2: 42-47 nos da un vistazo de la manera de la iglesia primitiva de hacer discípulos. Fíjense del impacto que tuvo los discípulos en su comunidad. Debido a su enfoque en el discipulado, se nos dice que cada día vidas eran transformadas.
Al comisionar a sus discípulos a hacer discípulos de todas las naciones, su plan final es que la tierra se llene del conocimiento de Dios como el agua cubre el mar. La idea general es que la reputación de Dios se expandiría por toda la tierra, para que fuese adorado por todas las naciones a medida que los discípulos hagan discípulos.
En la Iglesia Comunidad Multicultural, donde tengo el privilegio de servir, hemos entendido la importancia de una definición comúnmente entendida del discipulado. Por tanto, hemos definido el discipulado de la siguiente manera:
El discipulado es entablar relaciones para equipar (ayudar) intencionalmente a las personas a seguir a Jesús, ser transformadas a la semejanza de Jesús, amar a sus prójimos y unirse a la misión de Jesús (haciendo discípulos y sirviendo a los más necesitados).
Dicho esto, lo que realmente necesita la “iglesia” no es más dinero, mejores programas, edificios más grandes, más educación o más prestigio. Todo lo que requiere para cumplir los propósitos de Cristo en la tierra es el poder divino que recibimos con la llenura del Espíritu Santo y obediencia a la Gran Comisión.
Lo que Jesús espera que hagamos no es complicado o confuso... es bastante obvio. Si eres un seguidor de Jesús, la gran comisión es un mandato para ti. Jesús te invita a unirte a Su misión global destinada a extender su autoridad a todas las personas, en todos los lugares, a lo largo de todo el tiempo.
Su objetivo es nada menos que un reino mundial en el que se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre (Filipenses 2:10). Simplemente llevémosla a cabo. Él nos ha prometido estar con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo (Mateo 28: 20). Su promesa es segura.
Su promesa es nuestro único sostén.
Él proveerá de todo el apoyo que necesitamos. Si sencillamente hacemos esto, poca importancia tendrá cualquier otra cosa hacemos o dejamos de hacer. Daremos frutos duraderos; experimentaremos verdadera transformación y plenitud de alegría siempre y cuando—pero solamente si—somos (sus constantes discípulos) y hacemos (constantes discípulos) lo que nos dijo que fuésemos e hiciésemos.
Acerca del autor:
Stanley J. Philippe sirve en Santiago, República Dominicana, como plantador de iglesias transculturales junto con su esposa e hijos. Es pastor en la iglesia comunidad multicultural y ayuda a supervisar una red de iglesias en el Caribe. Su pasión es ver vidas y comunidades transformadas por el poder del Evangelio.
Instagram: @stanley_philippe
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