Hacia una definición...
Habiendo visto que el discipulado es el plan de Jesús para traer gloria a Su Padre, transformarnos a su imagen y expandir Su Reino en la tierra: Como transformar el mundo
Y habiendo dicho que la necesidad urgente de la iglesia actual es hacer discípulos (apasionados por Cristo y sus propósitos) que tomen lo que han aprendido y lo enseñen a otros: La nueva reforma
Ahora es necesario definir “discípulo.”
La palabra “discípulo” aparece doscientos sesenta y nueve (269) veces en el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento es un libro acerca de discípulos, escrito por discípulos y para los discípulos de Jesucristo. Pero, ¿qué es un discípulo? Si le pidiéramos a un grupo de 100 cristianos que definieran el término “discípulo” probablemente tendríamos respuestas muy diversas y ambiguas.
Sin una definición clara y bíblica tendremos dificultades para saber si somos discípulos auténticos de Cristo. Además, corremos el peligro de no producir el tipo de discípulos que estamos llamados a hacer. Sin embargo, cuando una iglesia tiene una definición comúnmente entendida de discípulo, ha comenzado a hacer el primer cambio hacia un énfasis renovado en discipular a las personas.
Por lo tanto, es crucial entender el uso que Jesús y los apóstoles le dieron al termino “discípulo”, y los trasfondos culturales y lingüísticos de esta palabra. “Mathētḗs” es la palabra griega para discípulo y significa aprendiz.
Entonces, un discípulo es alguien que aprende, un estudiante, un aprendiz.
Desde el contexto griego esta es una definición adecuada del discipulado. Y como los griegos siguen influenciándonos (la filosofía griega sigue influenciando las universidades e instituciones educativas del occidente), hemos abrazado sin problema esta definición. El objetivo de los discípulos grecorromanos era la memorización y el manejo por excelencia del contenido de su maestro. Su meta era ser muy elocuentes, dominar el discurso y la retórica de sus maestros. Ser súper cerebros (súper aprendices) era el fin. Querían desarrollar la misma retórica de su maestro para poder discutir con elocuencia y aplastar a sus oponentes. Por lo tanto, el objetivo del discípulo grecorromano podría resumirse en acumular información. Era un discipulado basado en la transmisión de información, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Ahora bien, el Nuevo Testamento griego tiene un trasfondo hebreo, sus autores, la mayoría de los cuales son judíos, escribieron en griego, pero con la mente judía. Según el método de estudio de la Biblia llamado método histórico-gramatical, para interpretar correctamente el significado de un texto bíblico, primero debemos tener en cuenta tanto la gramática original del texto como el entorno histórico en el que se escribió el texto. La idea es mirar el contexto más amplio, tomando en cuenta la cultura del mundo antiguo y los matices de significado que contienen los idiomas originales para determinar el significado.
Entonces, es necesario hacernos la siguiente pregunta ¿qué significa discípulo en hebreo? Veamos el contraste entre las dos definiciones. La palabra hebrea para discípulo es Talmid. Lingüísticamente, eso también es un aprendiz (estudiante), pero culturalmente, es un practicante, aun cuando solo sea un principiante. De hecho, más que mandar a hacer, Jesús enseñaba a sus discípulos a hacer. A la luz del Nuevo Testamento, los discípulos de Jesús son personas que no solo profesan ciertas doctrinas, sino que aplican su creciente percepción de la verdad a cada aspecto de su vida. Para los primeros seguidores, el discipulado consistía en ir con Él, en una actitud de observación, estudio, obediencia e imitación. Una implicación inmediata de la forma de pensar del discípulo hebreo está en el enfoque cultural del aprendizaje. Los discípulos de Jesús aprendían haciendo. La imitación era más importante que la mera información.
Así que, el objetivo de un discípulo de Cristo no es tanto memorizar las enseñanzas sino seguir el camino de su maestro.
El discípulo es alguien quien, decidido a ser semejante a Cristo y, por tanto, a vivir en su gracia y verdad, sistemática y progresivamente reorganiza su vida alrededor de la persona de Jesús para ser transformado a su imagen. Los discípulos tenían que estar con Él para aprender cómo hacer lo que Él hacía. En otras palabras, tenían que reestructurar sus prioridades alrededor de Jesús. Más que ser un súper cerebro, el fin del discípulo de Cristo es ser semejante a Cristo. Más que información, el discípulo de Cristo anhela transformación. El discípulo de Cristo quiere (por encima de cualquier cosa) ser como Él… “El discípulo no es superior a su maestro, mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro” (Lucas 6:40).
No estamos hablando aquí de perfección, ni tampoco de ganarnos el don de Dios que es por gracia. El ejemplo de Pablo nos instruye. Él podía decir tanto “no…que ya sea perfecto” (Filipenses 3:12) como “imítenme como imito a Cristo” (Filipenses 4:9).
Veamos la definición de Jesús
“Vengan, síganme y los haré pescadores de hombres.” -Marcos 1:17
Esta es la declaración resumida de Jesús de lo que es un discípulo. Si profundizamos en este versículo como marco y modelo para entender el discipulado, encontramos que Jesús resalta tres atributos importantes de un discípulo en este pasaje.
1. "Vengan, síganme"
Un discípulo de Jesús debe responder a su invitación, siguiéndolo. Es interesante ver que Jesús es siempre el iniciador en nuestra relación de discipulado con Él. El discípulo solamente responde y esa respuesta comienza con nuestra aceptación de Jesús: su identidad, autoridad y su verdad. Seguir significa que nos rendimos y aceptamos plenamente el señorío, el liderazgo y las enseñanzas de Jesús. Él es el iniciador. Él es nuestro líder, está al frente y respondemos a su invitación, liderazgo y dirección con fe, amor y obediencia, permaneciendo en su amor y aprendiendo de Él.
2. "Y los haré"
El discípulo es alguien que está siendo moldeado por Jesús mismo para llegar a ser más como Él. Es decir, un discípulo de Jesús es cambiado por Jesús. No solo se trata de una decisión de afiliarse a una iglesia local o denominación. No solo es cuestión de seguir al Señor; También implica un proceso de transformación en el que Jesús progresivamente nos cambia a su semejanza. Seguirlo a Su manera siempre impacta nuestro corazón y nuestros afectos.
3. "Pescadores de hombres"
Dicho de otra manera, seguir a Jesús nos da un propósito con impacto eterno. Él nos llamó de las tinieblas a su luz admirable para que proclamemos Sus obras maravillosas (1 Pedro 2:9). Pablo lo pone de la siguiente manera: “Porque somos hechura de Dios, creados en cristo Jesús para buenas obras…” (Efesios 2:10, NVI). Nuestra aceptación de la invitación maravillosa de Jesús no solo afecta nuestras creencias (intelecto), sino que también transforma nuestro corazón y se extiende a nuestra manera de usar nuestro tiempo, talento y tesoro para dejar un legado eterno en las vidas de los discípulos que hacemos.
Los discípulos auténticos de Jesús se unen a Él en su misión de rescatar, redimir y restaurar. Como resultado de la transformación que Jesús trae a nuestras vidas, nos unimos a la misión de Dios en este mundo, apasionados por Sus propósitos en el mundo. Lo hacemos porque nuestra pasión es la gloria de Dios en las naciones. A los nacidos de nuevo se les da una nueva identidad…el fin es la semejanza de Cristo. En otras palabras, cuando se desarrolle y crezca completamente, resultará en un discípulo maduro que hace discípulos para la gloria de Dios.
Según Jesús (por lo menos en este texto), un discípulo es alguien que:
· Está siguiendo a Cristo
· Está siendo cambiado por Cristo
· Está comprometido con la misión de Cristo.
En la Iglesia Comunidad Multicultural, donde tengo el privilegio de pastorear, hemos entendido la importancia de una definición comúnmente entendida de discípulo. Por tanto, después de analizar unos textos claves, hemos definido un discípulo como alguien que:
· Ama a Dios (Mateo 22:37-38; Mateo 4:19)
· Ama a las personas (Mateo 22:39-40; Mateo 4:19)
· Hace discípulos (Mateo 28:18-20; Mateo 4:19)
· Sirve a los más necesitados (Mateo 20:25-28)
Fíjense que nuestra definición no contradice la de Jesús. Al contrario, hemos usado la definición de Jesús como fundamento para la nuestra. Implica no solamente nuestro intelecto, pero también nuestro corazón, afectos y lo que hacemos con nuestro tiempo, talento y tesoro. Si nuestra definición de discípulo no está alineada con la de Jesús, terminaremos produciendo cualquier cosa…menos discípulos auténticos de Jesús.
¿Eres un discípulo? ¿Estás haciendo discípulos?
Acerca del autor:
Stanley J. Philippe sirve en Santiago, República Dominicana, como plantador de iglesias transculturales junto con su esposa e hijos. Es pastor en la iglesia comunidad multicultural y ayuda a supervisar una red de iglesias en el Caribe. Su pasión es ver vidas y comunidades transformadas por el poder del Evangelio.
Instagram: @stanley_philippe
Facebook: Stanley J. Philippe
Twitter: @Stanley_Philipp
Comments